"Ya hay experimentos con campos electromagnéticos aplicados al cerebro para tratar la depresión y la esquizofrenia, o para estimular el aprendizaje de ciegos y autistas. Pero se abre una puerta muy peligrosa: la posibilidad de manipular nuestras mentes"
Fuente:
ANGELA BOTO 19/11/2006
ELPAIS.com Sociedad El País Semanal
Según informa el diario, "con el magnetismo se puede aumentar la fluidez de palabra, facilitar el pensamiento y hasta convertir a un individuo cualquiera en un virtuoso de la pintura..."
El riesgo añadido a las grandes posibilidades positivas que presenta esta tecnología es su empleo para fines poco confesables. Igual que se puede utilizar para desarrollar facetas artísticas, podría serlo para controlar la mente del individuo, incitarle a realizar acciones ajenas a su libre voluntad... En definitiva podría servir para manipular el comportamiento.
"En la base de la mayoría de esas aplicaciones futuras se encuentra una técnica conocida como estimulación magnética transcraneal (EMT), que pone en práctica la inducción electromagnética descubierta por Faraday en 1831. No se trata de un nuevo método, pero sus inmensas potencialidades están comenzando a vislumbrarse ahora.
Consiste en colocar sobre el cráneo un dispositivo formado por una bobina por la que se hace pasar corriente eléctrica; así se genera un campo magnético que penetra en el cerebro e induce una corriente secundaria en el circuito neuronal, que es la que se encarga de producir los efectos.
Un ejemplo muy sencillo: si el estimulador se aplica en el área motora, el individuo moverá la mano."
Da vértigo imaginar que podríamos llegar a perder el control sobre nosostros mismos si tecnologías de este calibre caen en las manos inapropiadas.
El cerebro es similar a una compleja computadora con miles de conexiones que nos permiten orientar nuestra voluntad en un sentido u otro. Cualquier interferencia ajena, forzada, cualquier manipulación sobre nuestro cerebro podría convertirnos en personas completamente diferentes, incluso despersonalizarnos totalmente.
"Las frecuencias bajas, entre 1 y 5 hercios, tienden a deprimir la actividad cerebral, mientras que las más altas, 25 hercios, la incrementan.
Existe una correspondencia entre el efecto de las distintas frecuencias de la EMT y las ondas que emite el propio cerebro.
Las ondas alfa se detectan durante los estados de relajación y tienen frecuencias entre 7,5 y 13 hercios. En los estados de alerta aparecen las ondas beta, entre 13 y 28 hercios, y en situaciones de estrés y confusión, la frecuencia cerebral supera los 28 hercios.
El campo magnético terrestre está alrededor de los 7,8 hercios. Una posible explicación del efecto calmante de la naturaleza es que el cerebro entra en resonancia con la vibración terrestre y, por tanto, emite en ondas alfa, las de la relajación."
Experimentos de este tipo hacen pensar en otros que también están utilizando el electromagnetismo nada menos que a nivel ionosférico.
Es el caso del llamado HAARP:
"Proyecto de la Fuerza Aérea norteamericana (HAARP, High Frequency Advanced Auroral Research Project). Traducido al español sería, Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia. En unas instalaciones militares situadas en Gakona, Alaska, se está desarrollando un misterioso proyecto el cual consiste en 180 antenas que funcionando en conjunto será como una sola antena que emitirá 1 GW =1.000.000.000 W, es decir un billón de ondas de radio de alta frecuencia las cuales penetran en la atmósfera inferior e interactúan con la corriente de los elecrojets aureales."
Fuente:
http://www.meteored.com/ram/913/el-proyecto-haarp-mquinas-para-modificar-y-controlar-el-tiempo-el-proyecto-haarp-mquinas-para-modificar-y-controlar-el-tiempo-atmosfrico/
WEB Oficial del Proyecto HAARP:
http://www.haarp.alaska.edu/
Si la naturaleza vibra en consonancia con nuestro organismo, es de suponer que la alteración o intervención en ella producirá algún tipo de efecto en nuestra salud. La ionosfera modificada por experimentos como HAARP ha producido ya, por ejemplo, auroras boreales artificiales entre otras cosas.
No se nos ha informado suficientemente sobre las repercusiones que experimentos de este calibre pueden tener en nuestras ondas cerebrales, aunque es evidente que deben tenerlas. Si está reconocido que el verano, el sol, la luz natural... son buenos antidepresivos, o que el otoño y los días nublados hacen que nos sintamos decaídos con mayor frecuencia, es indiscutible que la modificación de la ionosfera y su repercusión en la atmósfera y el clima influirán en nosotros en mayor medida.
Sólo con gran esfuerzo confiaremos en que el mal uso y el abuso de tecnologías tan poderosas no se produzcan.
Por otra parte, hay que dar la bienvenida a las grandes posibilidades que para personas con serios problemas o limitaciones supone este avance científico.
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