Por fortuna, la sensatez parece estar llegando a las decisiones institucionales respecto a la fórmula idónea de afrontar la famosa Nueva Gripe (Gripe A o Gripe porcina).
Si en un principio se encogió el ánimo de la población presentando la enfermedad como una catástrofe inevitable que arrastraría al 50% de los ciudadanos (según datos de la OMS que lógicamente asumían sin reparos todos los paises), ahora se afirma que sólo se prevee afecte alrededor del 30% y lo haga, además, de forma leve en la inmensa mayoría de los casos.
Esos antivirales que ya pensábamos tener como postre diario en nuestra dieta resultó que no eran tan preventivos como parecía ni resolvían demasiado el problema a quienes hubieran contraído el virus. Acortan, parece ser, en unas horas el malestar y… poco más.
La vacuna que se aplicaría al 40% de los españoles tampoco es tan ideal como se publicitaba. No ha superado todos los ensayos clínicos, ha provocado efectos secundarios “raros y graves” (según la OMS) en los protocolos de prueba y no está en absoluto demostrado que evite contraer el virus.
Afortunadamente, las autoridades de nuestro país han reflexionado, llegando quizás a la inconfesable conclusión de que pudieran ser peores los remedios que la enfermedad.
Primero se retiraron los antivirales de las farmacias y se limitó su uso al ámbito hospitalario y su aplicación a los pacientes que los profesionales médicos consideraran en riesgo.
Después se han ido perfilando los llamados “grupos diana” (o de riesgo) a los que se recomendaría la vacunación. Si en un primer momento se creía que todos los menores de 14 años debían ser preventivamente inmunizados, ahora se descarta esta opción y se reduce a los “mayores de 6 meses con enfermedades respiratorias o asma” (es decir, a toda la población mayor de esa edad con problemas previos). También el grupo de las embarazadas se consideró candidato a la vacuna, pero por suerte hoy reina la cordura y se reconoce que no hay datos para ofrecer garantías a este colectivo.
Sabemos que los virus son un incordio y, en ocasiones, juegan con la vida de cualquiera de nosotros hasta un límite mortal. Pero no es cosa de este virus de ahora, sino de todos ellos y con ellos tenemos necesariamente que convivir y luchar con todas nuestras fuerzas.
Pero hagámoslo con cordura, con mesura, con cabeza… no dejándonos arrastrar por un pánico irracional fomentado desde las alturas por algunos.
A continuación parte de una entrevista interesante en opinión de este blog:
Entrevista realizada por ANGELS GALLARDO a MARINA GELI (‘Consellera’ de salut de la Generalitar):
Un virus de la gripe de nueva composición, desconocido por el sistema inmunológico de todos los seres humanos, la ha situado al frente de una fenomenal maquinaria de alertas e incógnitas en constante evolución, que obliga a orientar bajo esa órbita a toda la red asistencial…
– ¿Qué es lo que más le inquieta, en estos momentos, de la gripe A?
– Un tipo de NEUMONÍA GRAVE que infiltra a los dos pulmones y, en pocos días, el enfermo empeora y sufre insuficiencia respiratoria. Nuestros científicos y los de la Organización Mundial de la Salud (OMS) intentan averiguar por qué a un pequeño grupo de infectados la nueva gripe les provoca esa neumonía tan rápida y grave. Todos los enfermos que han acabado en la uci la sufren. Esto es, sin duda, lo que más me preocupa.
– Hay muchas incógnitas.
– Muchas. Tres meses –es el tiempo que ha pasado desde que la OMS lanzó la alerta ante el virus A/H1N1– es un lapso muy corto. Nunca en la historia de la medicina se ha exigido a los científicos que respondan en tres meses a tantas preguntas sobre un virus desconocido. Plantea incógnitas imposibles de resolver hoy.
– Teniendo en cuenta que esta gripe NO está cumpliendo el supuesto clásico que dice que un virus nuevo equivale a una gran mortalidad, ¿la OMS debería modificar su protocolo de alertas pandémicas?
– La OMS tiene ahora mucha más responsabilidad de informar, pero es delicado y muy complejo comunicar una alerta sanitaria en un mundo globalizado. La OMS tenía como última referencia al virus aviario, el H5N1, del 2006, que sí causa una altísima letalidad.
– ¿Y?
– Pues que habrá que evaluar, para próximas experiencias, qué se comunica a los ciudadanos. Mucha de la información que se está difundiendo sobre el A/H1N1 debería reservarse al mundo científico. A la población debería llegarle lo importante. Las certezas. Pero ¿qué está pasando? Estamos radiando en directo todas las conjeturas del ámbito científico. Cada día lanzamos noticias sobre dudas y tendencias del virus que llegan a la población sin pasar ningún cedazo. O, peor aún, se informa de incógnitas como si fueran certezas. Creo que la OMS, y nosotros, tenemos la obligación de seleccionar la información y generar confianza en la sociedad. No confusión.
– ¿De qué certezas disponen?
– Recapitulemos. Una certeza es que existe un virus nuevo, de expansión rápida y mayoritariamente benigno. Otra certeza es que afecta poco –no cero– a los mayores de 60 años. De no ser así, a estas alturas habría cientos de ancianos enfermos. Y una tercera es que en un pequeño número de enfermos causa la neumonía grave a la que me refería antes.
– Más certezas.
– Existen datos mundiales que confirman que los menores de 60 años que sufren una enfermedad respiratoria crónica, o asma, tienen más riesgo de sufrir esta gripe.
¿Las embarazadas? Hay incógnitas. No sabemos si es así en todos los meses de gestación. ¿Los niños? Los niños son transmisores de la infección, pero NO están en riesgo de sufrir más la gripe A. Son propagadores del virus, igual que enseñantes, sanitarios y agentes de seguridad.
– ¿Cuándo habrá vacuna?
– No lo sé, pero doy por sentado que cuando la tengamos será eficaz y segura. No aceptaré otra cosa. La vacuna debe haber superado todos los ensayos clínicos.
ENTREVISTA COMPLETA EN:
http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idtipusrecurs_PK=7&idnoticia_PK=634601
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