martes, 9 de diciembre de 2008

¿QUE PASA CON LOS CONTROLES DE CALIDAD?

"...La Agencia de Control Alimentario británica advertía ayer a unos consumidores que ya vivieron la pesadilla de las vacas locas en 2001 que se abstengan de consumir carne de porcino importada del país vecino, donde se han hallado dioxinas tóxicas para la salud en cerdos de 47 granjas locales. La agencia sanitaria ha extendido esta recomendación, de carácter preventivo, a los productos procedentes de Irlanda del Norte, donde se han detectado otros nueve recintos afectados...

...Las autoridades no consideran necesario que aquellas personas que consumieron porcino irlandés elaborado desde el 1º de septiembre acudan al médico..."

Extraido de:
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/carne/cerdo/toxica/retirada/Irlanda/ha/llegado/paises/elpepisoc/20081208elpepisoc_2/Tes

Afortunadamente los consumidores, en principio, podemos respirar tranquilos ante situaciones de este tipo, ya que no es la primera vez en que un producto determinado es retirado con urgencia de la venta al público ante la sospecha de perjuicio para la salud.

No obstante, lo que muchos ciudadanos no acabamos de entender es cómo es posible que tales mercancías lleguen a los puntos de venta sin ningún problema teniendo que ser retirados posteriormente.

Se supone que la Comunidad Europea exige unos requisitos muy específicos que todos los paises deben acatar para garantizar el perfecto estado de los alimentos antes de que lleguén a las manos del consumidor. Cada país, además, dispone teóricamente de unos controles de garantía rigurosos que aseguran el consumo sin riesgos.

Sin embargo, en algún punto han de fallar estos estrictos protocolos cuando en muchas ocasiones se recurre a la retirada del producto tras su puesta en venta. Lo que se consigue así es por una parte extender la desconfianza del consumidor y por otra el planteamiento de una duda razonable sobre si el mal estado del producto es realmente la causa de su retirada.

Al final, casi en el cien por cien de los casos, toda la alarma generada queda en agua de borrajas. Salvo excepciones, como el caso del "aceite de colza" en España, no hay afectados, al menos no de importancia. Incluso en el asunto de las "vacas locas" el tiempo determinó que no hubo ninguna muerte atribuible sin ningún género de dudas a este mal (en Europa).

Tal vez sean estrategias de mercado las que determinan en muchas ocasiones situaciones de este tipo. Tal vez se genere más alarma que control.

En cualquier caso, como ciudadanos estamos en nuestro derecho de exigir las garantías precisas, el cumplimiento de la ley y la información detallada y completa no sólo sobre el origen del producto y su fecha de caducidad (o poco más que consta en los etiquetados) sino sobre las condiciones en que ha sido elaborado y/o criado, el tipo de piensos por ejemplo (transgénico o no), los tratamientos aplicados, etc.

Tenemos derecho a conocer por ejemplo si el calcio añadido a una leche procede de la propia leche, si los huevos que compramos son transgénicos, si las verduras que consumimos son de cultivo subterráneo...

Probablemente cuando seamos capaces de ejercer nuestros derechos con más contundencia nuestra salud estará mucho más protegida.

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